Mi Experiencia Sexual, Parte II

03/07/2020
Continuando, mi abuelo tenía mucho dinero y yo tenía pensado hacer todo lo posible por lograr ascender a como fuera lugar en la empresa, aunque tuviese que acostarme con él.. Fue así como yo también empecé un pequeño juego con él, me mostraba siempre muy cariñosa, me apegaba a él. Le colocaba las tetas muy cerca de su cara, a veces le hacía masajes en el espalda, haciéndole chocar mis tetas contra su cabeza. Mi abuelo cada vez reaccionaba más conmigo, me dedicaba más atención, me invitaba a salir más veces, diciéndome que le gustaba que lo vieran con una mujer tan joven y atractiva como yo.

Una mañana lo acompañe a comprarse ropa y de paso me compro una buena cantidad para mí. Me decía que me gustaba verme bonita y yo me probaba la ropa y se la lucia, viendo en sus ojos el deseo por su nieta.

Mi abuelo es grande de porte, Alto, pelo blanco, siempre muy elegante, A su edad seguramente estar con alguien como yo, casi 50 años menor debe haber sido un sueño. Poco a poco el fue tomando más confianza, hasta que comenzó dándome unas pequeñas palmadas en el culo, las que a lo largo del tiempo se transformaron en suaves caricias a las que yo no daba importancia. Cuando manejaba siempre me ponía su mano en mi pierna y yo en la de él, cada vez más arriba por ambas partes.

Ya las caricias de su parte hacia mi eran cada vez más evidentes, yo sabía que en cualquier momento, mi abuelo daría el primer paso y así lo hizo. Me dijo que tenía una reunión con unos exportadores que quería que lo acompañara a la costa para ver si podía cerrar un trato, para ir aprendiendo el negocio. Obviamente le dije que no tenía ni un problema en acompañarlo. Me dijo que me pasaría a buscar a las 6 de la tarde, que llegaríamos a dormir allá, para estar muy temprano al otro día en la reunión. A mis padres obviamente no les pareció nada de extraño que saliera con el y así partí con mi abuelo hacia la costa, sabiendo muy bien lo que ahí iba a pasar. Sabía que tenía que dar mi paso en el viaje, y conversando y conversando, le dije que estaba ahorrando ya que estaba interesada en comprarme un auto, lanzando mi primera indirecta.

Llegamos al hotel, al lado de la costa, me mandó a comprar cigarros a la esquina y cuando volví, me dijo que había un problema, que la reservación que le habían hecho estaba por solo una persona y que no quedaban más habitaciones. Sabía que era una mentira, pero de inmediato le dije que no tenía problemas con eso, que total era mi abuelo, que mal nos haría dormir juntos una noche.

Yo sabía muy bien que esa reservación nunca existió, o que fue solo de una cama, que mi abuelo había preparado el terreno para tirarse de una buena vez a su nieta, y esa noche lo conseguiría, claro que no le saldría barato, por lo que yo actuaba de la manera más ingenua para ayudarle a sus incestuosos planes. Una hermosa habitación, con vista al mar, y una cama muy grande que serviría para conseguir mis propósitos.

Bajamos almorzar al primer piso, un lujoso restaurante, donde nuevamente le plantee mi necesidad de adquirir un vehículo y si él podía ayudarme a financiarlo y que me lo descontará mensualmente de mi sueldo. Mi abuelo que no perdía la atención a mi generoso escote, me tomaba de la mano y me decía que no tenía problema con eso, que en iríamos a ver un auto y que de ahí veríamos cómo hacer el tema del pago, consiguiendo de mi parte un gran beso en la mejilla y un abrazo muy apretado. No dejaba de hablarme y yo me mostraba muy coqueta con él, sabiendo bien lo que me esperaba al subir al cuarto. Luego de beber juntos un trago, subimos a nuestra habitación.

Nos bebimos otro trago en el balcón, mientras el fumaba un cigarro, me tomaba de la cintura y me decía que estaba muy contento que lo acompañara en sus negocios. Entramos y le dije que me pondría mi camisa de dormir, aunque me daba algo de vergüenza, porque había pensado que dormiría sola y que de haber sabido, me hubiese traído un pijama menos revelador. Mi abuelo mordiéndose el labio, imaginándome seguramente, me dijo que no me preocupara, que total era su nieta y que él tampoco había traído pijama, que solo dormiría con su ropa interior.

Saqué mi camisa de dormir especialmente comprada para la ocasión y entre al baño. Me desnude completamente y me coloqué la camisa de dormir, que era imposible que dejara indiferente a mi abuelo. Semitransparente, de color rosa, me veía como una diosa, mis grandes tetas apenas se tapaban en la zona del pezón, mis piernas finas y mi prominente culo tapado solo hasta la mitad por mi corta prenda de dormir y un calzón diminuto del mismo color, que haría delirar a mi abuelo. Vestida así, realmente como una puta, salí del cuarto de baño, donde mi abuelo me esperaba ya acostado en la cama..

Continuara...